Mi transformación personal llevó un tiempo y fue alimentada por mi retorno a la espiritualidad, el arte, la meditación y los viajes al extranjero, pero principalmente por la gratitud. Pedaleaba todos los días a mi trabajo -sí, iba en bici 18 minutos exactamente-, agradeciendo todo lo que tenía y había vivido, por que ello había forjado la persona que era.

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Luego, buscando dónde hacer mi maestría encontré la Psicología Positiva en el 2011, sólo mes y medio antes de que cumpliera 30 años y decidí que ese sería mi regalo: The World Congress on Positive Psychology en Filadelfia. Una maravillosa experiencia que vino a refrescar mi amor por la psicología, una psicología que florecía! Muy distinta del paradigma tradicional en su visión, pero igual de rigurosa en su metología. Mi sed profesional se llenó al fin. Y ahora?

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BIen pues, mi práctica de gratitud se volvió poco a poco un hábito y para mí ella desencadenó la magia. El último día del congreso, perdí el autobús y sudé corriendo por la avenida principal, iba tarde! Luego, de un momento de tristeza por los últimos dolorosos momentos de mi vida, caí en la cuenta de que esa era la primera vez que alguien de mi familia -yo- caminaba por las calles de un país extranjero! Y a mi mente vinieron como libro de recuerdos las memorias más importantes de mi infancia, la pobreza, la violencia de nuestro vecindario, el amor de mis seres queridos, mis batallas, mis triunfos, etc... Y con todo ello, era la primer persona de mi familia que caminaba fuera de mi país y con todo ello, y pese a toda la adversidad. En mi corazón estalló una "bomba" de gratitud por quien creó la vida. Mis lágrimas se convirtieron en risas y entré feliz a la conferencia.

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Luego cuando estaba a punto de salir del salón, la misma mujer con hermosos kimonos que había visto todos los días en el congreso, se presentó como ponente. Decidí quedarme, pensé que sería interesante más tarde nos pidió formar grupos y narrar la experiencia más difícil que nos hubiera dejado más aprendizaje. Nadie se animaba a participar y de inmediato quise narrar mi historia, verdaderamente que no me considero extrovertida, pero algo en mí quiso compartir a un grupo de mujeres desconocidas mi cicatriz de guerra.

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Casi al salir del salón, una mujer mayor que se encontraba en mi grupo me pidió platicar con ella. Yo era tan feliz por que estaba "haciendo amig@s extranjer@s" ;) hahaha porque nunca había tenido un@!

Su nombre era Carol Sabick De la Herran, directora de programas educativas de The Monroe Institute, USA y pensé "vaya voy a tener una amiga muy importante!". La historia es más larga aún, pero final es el mismo: yo había sido becada por su instituto! Así fue como me volví Certified Outreach Facilitator, luego de un largo proceso de aprendizaje y de demostración de mis conocimientos. Mi primer curso en el instituto fue algo que me terminó de transformar completamente. Inolvidable y necesario ... además de energizante, pero más aun, dador de una certeza en la sabiduría interior.

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